miércoles, 14 de diciembre de 2011

Rabia


Con esos ojos rojos… llenos de rabia y desilusión. Llenos de todo  pero de nada de lo que se encontraba antes en ellos. Con esos ojos llorosos que él le crea, con esos ojos se queda mirando sola al horizonte. Desierta por dentro, triste y abandonada. Mirando hacia un final incierto que solo le acercaba cada vez más a un sentimiento de desabrigo. Loba solitaria, aislada de todo cariño, al parecer, por su propia culpa, por lo visto, porque ella lo quiso así. Sin embargo un eco dentro de ella grita su nombre constantemente, él no lo oye pero retumba en todas las paredes de su cuerpo, sonando con una fuerza ensordecedora. Esos ojos rojos que caminaban por Madrid, ya solo caminan por un desierto de ideas huecas y sueños nublados. Lo único que reconoce es un manantial de lágrimas. Llantos, insomnio, asfixia. Los latidos de su corazón se frenan en seco y la llevan a otra dimensión. “no sabes cuánto sufro por tenerte y cuanto lloro sin ti” suspira. No, no  lo sabe. Mientras, su corazón se va agrietando cada segundo más perdiendo fuerza, luz y color. Perdiendo todo lo que ella soñó ser y lo que él pensó conocer. Comenzando la época oscura del deshielo mostrando el barro y  los deshechos que lleva en su interior.

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