lunes, 4 de abril de 2011

Calcetines salvavidas


Serpientes y cocodrilos. Sé que están allí, siempre han vivido debajo de mi cama, observándome por las noches y soltando fuerte el aire siempre que pongo los pies en el suelo. Sobre todo por las noches. Todas las noches. Pero necesito ir al baño, no puedo más. Tengo que levantarme y mi hermano no está para ayudarme. Está de campamento y me ha dejado solo con todos estos monstruos. ¿Cómo lo voy a hacer? Empiezo a palpar para encontrar mis gafas. Las tengo, me las pongo a oscuras. Abro el primer cajón de la mesita de noche y saco unos calcetines. Mis calcetines gordos para no sentir su respiración que sale de debajo de la cama. Me los pongo.  Enciendo la luz pero no veo que mi pie se ha enganchado en el cable de la lámpara y salgo corriendo. La lámpara cae al suelo y la bombilla explota. La luz desaparece. Pero yo ya estoy en el pasillo. No puedo volver a entrar, los calcetines solos no me van a ayudar, los calcetines no los va a alejar. Enciendo la luz del pasillo y me pongo a buscar una linterna por todos los cajones del mueble de la entrada. Nada. No puedo volver a entrar en mi habitación si está la luz apagada. Desde afuera no la puedo encender. Tengo frío y quiero dormir. Me siento en la alfombra de delante del baño y como siempre el suelo está caliente. Me tumbo y empiezo a pensar que puedo hacer para volver a mi cama. Pero mis ojos me pesan y no puedo pensar. Me quito las gafas, las pongo en el suelo y cierro los ojos. Mañana le pediré a mamá que me compre una linterna para espantar a las serpientes.

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