Cada sonido producido retumba de manera insoportable, ¿por
qué tiene que existir ese insufrible eco? No puede pensar, ha perdido el hilo y
no sabe cómo agarrarse a su flujo mental.
Con el eco cada una de sus palabras resucita segundos después de haber muerto.
Mientras ella muere de pereza y se hunde en si misma. Emite sonidos y los
escucha retumbar. ¡Que horror de sonido! Pero eso es todo lo que le apetece, escuchar
el eco, aunque lo odie. Sin embargo levanta su cuerpo cual marioneta y sabiendo el sonido que le espera
tira de la cadena.
domingo, 10 de marzo de 2013
Transbordo
Bajó del tren con la mirada y los pensamientos perdidos. Qué
rápido sucede todo, que rápido se vacía el andén. Ella miraba pero no veía, no
se daba cuenta de lo que estaba viendo. Observaba a un hombre caminando con
aire despistado. Pero ella siguió a paso rápido para cambiarse de línea. Paso
rápido y decidido. Iba concentrada en sus pensamientos sin embargo por el
rabillo del ojo seguía viendo al hombre. Su corazón se aceleró y no sabía por
qué. El tren entró en la estación, se oyó un golpe seco y el hombre desapareció
debajo del tren.
Cuento
Nada más comenzar a esclarecerse
el día, cuando irrumpen los rayos de sol en su habitación, sus ojos se
llenan de nuevo de lágrimas. El irritante sonido de la alarma, de la primera, y
la idea de que en pocos minutos sonará la siguiente, la carcomen por
dentro. Pero ella llora, suelta la rabia
y el dolor que lleva dentro ignorando los sonidos externos, tan solo escuchando
sus sollozos. Su piel se ha vuelto grisácea con el tiempo, sus ojos caídos, la
cara arrugada. Pocos dirían que es una joven que acaba de entrar en la vida
adulta. Sin embargo, mientras grita y se retuerce, sufre e intenta controlar su
ira nota el suave abrazo de su madre. ¿Por qué llorar? ¿Para qué sufrir si le
puedo contar un cuento a mi madre?
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